Visitar estos dos link.

miércoles, 31 de julio de 2013

A los que predestinó, a ésos también los llamó...

...y a los que llamó, a ésos también los justificó; 

a los que justificó, a ésos también los glorificó” .

“Todos los fieles, de cualquier estado o régimen de vida, 
son llamados a la plenitud de la vida cristiana 
y a la perfección de la caridad” . 

Todos son llamados a la santidad: 
“Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto” 
(Mt 5, 48):

«Para alcanzar esta perfección, 
los creyentes han de emplear sus fuerzas, 
según la medida del don de Cristo [...] 
para entregarse totalmente a la gloria de Dios 
y al servicio del prójimo.

Lo harán siguiendo las huellas de Cristo, haciéndose conformes a su imagen y siendo obedientes en todo a la voluntad del Padre. 

De esta manera, la santidad del Pueblo de Dios producirá frutos abundantes, como lo muestra claramente en la historia de la Iglesia la vida de los santos» .

La gracia del Espíritu Santo tiene el poder de santificarnos, 
es decir, de lavarnos de nuestros pecados y comunicarnos 
“la justicia de Dios por la fe en Jesucristo” 
 y por el Bautismo 

«Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él, sabiendo que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más, y que la muerte no tiene ya señorío sobre él. Su muerte fue un morir al pecado, de una vez para siempre; mas su vida, es un vivir para Dios.

Así también vosotros, consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús» 

Por el poder del Espíritu Santo participamos en la Pasión de Cristo, muriendo al pecado, y en su Resurrección, naciendo a una vida nueva; somos miembros de su Cuerpo que es la Iglesia. sarmientos unidos a la Vid que es Él mismo. 

«Por el Espíritu Santo participamos de Dios [...] Por la participación del Espíritu venimos a ser partícipes de la naturaleza divina [...] Por eso, aquellos en quienes habita el Espíritu están divinizados» 

La primera obra de la gracia del Espíritu Santo es la conversión, que obra la justificación según el anuncio de Jesús al comienzo del Evangelio:

“Convertíos porque el Reino de los cielos está cerca”
 (Mt 4, 17).

Movido por la gracia, el hombre se vuelve a Dios y se aparta del pecado, acogiendo así el perdón y la justicia de lo alto. “La justificación no es solo remisión de los pecados, sino también santificación y renovación del interior del hombre” 

La justificación libera al hombre del pecado que contradice al amor de Dios, y purifica su corazón. La justificación es prolongación de la iniciativa misericordiosa de Dios que otorga el perdón. Reconcilia al hombre con Dios, libera de la servidumbre del pecado y sana.

La justificación es, al mismo tiempo, acogida de la justicia de Dios por la fe en Jesucristo. La justicia designa aquí la rectitud del amor divino. Con la justificación son difundidas en nuestros corazones la fe, la esperanza y la caridad, y nos es concedida la obediencia a la voluntad divina.

La justificación nos fue merecida por la pasión de Cristo, que se ofreció en la cruz como hostia viva, santa y agradable a Dios y cuya sangre vino a ser instrumento de propiciación por los pecados de todos los hombres. 

La justificación es concedida por el Bautismo, sacramento de la fe. Nos asemeja a la justicia de Dios que nos hace interiormente justos por el poder de su misericordia. Tiene por fin la gloria de Dios y de Cristo, y el don de la vida eterna

«Pero ahora, independientemente de la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, atestiguada por la ley y los profetas, justicia de Dios por la fe en Jesucristo, para todos los que creen .

—pues no hay diferencia alguna; todos pecaron y están privados de la gloria de Dios— 

y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, a quien Dios exhibió como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar su justicia, pasando por alto los pecados cometidos anteriormente, en el tiempo de la paciencia de Dios; en orden a mostrar su justicia en el tiempo presente, para ser él justo y justificador del que cree en Jesús» 

La justificación establece la colaboración entre la gracia de Dios y la libertad del hombre. Por parte del hombre se expresa en el asentimiento de la fe a la Palabra de Dios que lo invita a la conversión, y en la cooperación de la caridad al impulso del Espíritu Santo que lo previene y lo custodia:

«Cuando Dios toca el corazón del hombre mediante la iluminación del Espíritu Santo, el hombre no está sin hacer nada en absoluto al recibir aquella inspiración, puesto que puede también rechazarla; y, sin embargo, sin la gracia de Dios, tampoco puede dirigirse, por su voluntad libre, hacia la justicia delante de Él»

La justificación es la obra más excelente del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús y concedido por el Espíritu Santo. 

San Agustín afirma que “la justificación del impío [...] es una obra más grande que la creación del cielo y de la tierra” [...] porque “el cielo y la tierra pasarán, mientras [...] la salvación y la justificación de los elegidos permanecerán” .

Dice incluso que la justificación de los pecadores supera a la creación de los ángeles en la justicia porque manifiesta una misericordia mayor.

El Espíritu Santo es el maestro interior. Haciendo nacer al “hombre interior” (Rm 7, 22 ; Ef 3, 16), la justificación implica la santificación de todo el ser:

«Si en otros tiempos ofrecisteis vuestros miembros como esclavos a la impureza y al desorden hasta desordenaros, ofrecedlos igualmente ahora a la justicia para la santidad [...] 
al presente, libres del pecado y esclavos de Dios, 
fructificáis para la santidad; y el fin, la vida eterna» 

Nuestra justificación es obra de la gracia de Dios. La gracia es el favor, el auxilio gratuito que Dios nos da para responder a su llamada: llegar a ser hijos de Dios , hijos adoptivos , partícipes de la naturaleza divina de la vida eterna 

La gracia es una participación en la vida de Dios. Nos introduce en la intimidad de la vida trinitaria: por el Bautismo el cristiano participa de la gracia de Cristo, Cabeza de su Cuerpo.

Como “hijo adoptivo” puede ahora llamar “Padre” a Dios, en unión con el Hijo único. Recibe la vida del Espíritu que le infunde la caridad y que forma la Iglesia.

Esta vocación a la vida eterna es sobrenatural. Depende enteramente de la iniciativa gratuita de Dios, porque sólo Él puede revelarse y darse a sí mismo. Sobrepasa las capacidades de la inteligencia y las fuerzas de la voluntad humana, como las de toda criatura .

La gracia de Cristo es el don gratuito que Dios nos hace de su vida infundida por el Espíritu Santo en nuestra alma para sanarla del pecado y santificarla: es la gracia santificante o divinizadora, recibida en el Bautismo. Es en nosotros la fuente de la obra de santificación:

«Por tanto, el que está en Cristo es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo. Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo» .

La gracia santificante es un don habitual, una disposición estable y sobrenatural que perfecciona al alma para hacerla capaz de vivir con Dios, de obrar por su amor. Se debe distinguir entre la gracia habitual, disposición permanente para vivir y obrar según la vocación divina, y las  gracias actuales, que designan las intervenciones divinas que están en el origen de la conversión o en el curso de la obra de la santificación.

La preparación del hombre para acoger la gracia es ya una obra de la gracia. Esta es necesaria para suscitar y sostener nuestra colaboración a la justificación mediante la fe y a la santificación mediante la caridad. Dios completa en nosotros lo que Él mismo comenzó, “porque él, por su acción, comienza haciendo que nosotros queramos; y termina cooperando con nuestra voluntad ya convertida” :

«Ciertamente nosotros trabajamos también, pero no hacemos 
más que trabajar con Dios que trabaja. Porque su misericordia 
se nos adelantó para que fuésemos curados; 
nos sigue todavía para que, una vez sanados, seamos 
vivificados; 
se nos adelanta para que seamos llamados, 
nos sigue para que seamos glorificados; 
se nos adelanta para que vivamos según la piedad, 
nos sigue para que vivamos por siempre con Dios, 
pues sin él no podemos hacer nada» 

La libre iniciativa de Dios exige la respuesta libre del hombre, porque Dios creó al hombre a su imagen concediéndole, con la libertad, el poder de conocerle y amarle. El alma sólo libremente entra en la comunión del amor. Dios toca inmediatamente y mueve directamente el corazón del hombre.

Puso en el hombre una aspiración a la verdad y al bien que sólo Él puede colmar. Las promesas de la “vida eterna” responden, por encima de toda esperanza, a esta aspiración:

«Si tú descansaste el día séptimo, al término de todas tus obras muy buenas, fue para decirnos por la voz de tu libro que al término de nuestras obras, “que son muy buenas” por el hecho de que eres tú quien nos las ha dado, también nosotros en el sábado de la vida eterna descansaremos en ti» 

La gracia es, ante todo y principalmente, el don del Espíritu que nos justifica y nos santifica. Pero la gracia comprende también los dones que el Espíritu Santo nos concede para asociarnos a su obra, para hacernos capaces de colaborar en la salvación de los otros y en el crecimiento del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia.

 Estas son las gracias sacramentales, dones propios de los distintos sacramentos. Son además las gracias especiales, llamadas también carismas, según el término griego empleado por san Pablo, y que significa favor, don gratuito, beneficio . 

Cualquiera que sea su carácter, a veces extraordinario, como el don de milagros o de lenguas, los carismas están ordenados a la gracia santificante y tienen por fin el bien común de la Iglesia. Están al servicio de la caridad, que edifica la Iglesia .

Entre las gracias especiales conviene mencionar las gracias de estado, que acompañan el ejercicio de las responsabilidades de la vida cristiana y de los ministerios en el seno de la Iglesia:

«Teniendo dones diferentes, según la gracia que nos ha sido dada, si es el don de profecía, ejerzámoslo en la medida de nuestra fe; si es el ministerio, en el ministerio, la enseñanza, enseñando; la exhortación, exhortando. El que da, con sencillez; el que preside, con solicitud; el que ejerce la misericordia, con jovialidad».

La gracia, siendo de orden sobrenatural, escapa a nuestra experiencia y sólo puede ser conocida por la fe. Por tanto, no podemos fundarnos en nuestros sentimientos o nuestras obras para deducir de ellos que estamos justificados y salvados .

 Sin embargo, según las palabras del Señor: “Por sus frutos los conoceréis” (Mt 7, 20), la consideración de los beneficios de Dios en nuestra vida y en la vida de los santos nos ofrece una garantía de que la gracia está actuando en nosotros y nos incita a una fe cada vez mayor y a una actitud de pobreza llena de confianza:

Una de las más bellas ilustraciones de esta actitud se encuentra en la respuesta de santa Juana de Arco a una pregunta capciosa de sus jueces eclesiásticos: 
«Interrogada si sabía que estaba en gracia de Dios, responde:
 “Si no lo estoy, que Dios me quiera poner en ella; si estoy, 
que Dios me quiera conservar en ella”» 

«Manifiestas tu gloria en la asamblea de los santos, y, 
al coronar sus méritos, coronas tu propia obra» 

El término “mérito” designa en general la retribución debida por parte de una comunidad o una sociedad a la acción de uno de sus miembros, considerada como obra buena u obra mala, digna de recompensa o de sanción. 

El mérito corresponde a la virtud de la justicia conforme al principio de igualdad que la rige.

Frente a Dios no hay, en el sentido de un derecho estricto, mérito por parte del hombre. Entre Él y nosotros, la desigualdad no tiene medida, porque nosotros lo hemos recibido todo de Él, nuestro Creador.

El mérito del hombre ante Dios en la vida cristiana proviene de que Dios ha dispuesto libremente asociar al hombre a la obra de su gracia. 

La acción paternal de Dios es lo primero, en cuanto que Él impulsa, y el libre obrar del hombre es lo segundo, en cuanto que éste colabora, de suerte que los méritos de las obras buenas deben atribuirse a la gracia de Dios en primer lugar, y al fiel, seguidamente. Por otra parte, el mérito del hombre recae también en Dios, pues sus buenas acciones proceden, en Cristo, de las gracias prevenientes y de los auxilios del Espíritu Santo.

La adopción filial, haciéndonos partícipes por la gracia de la naturaleza divina, puede conferirnos, según la justicia gratuita de Dios, un verdadero mérito. Se trata de un derecho por gracia, el pleno derecho del amor, que nos hace “coherederos” de Cristo y dignos de obtener la herencia prometida de la vida eterna .

Los méritos de nuestras buenas obras son dones de la bondad divina . “La gracia ha precedido; ahora se da lo que es debido [...] Los méritos son dones de Dios”.

“Puesto que la iniciativa en el orden de la gracia pertenece a Dios, nadie puede merecer la gracia primera, en el inicio de la conversión, del perdón y de la justificación. 

Bajo la moción del Espíritu Santo y de la caridad, podemos después merecer en favor nuestro y de los demás gracias útiles para nuestra santificación, para el crecimiento de la gracia y de la caridad, y para la obtención de la vida eterna. Los mismos bienes temporales, como la salud, la amistad, pueden ser merecidos según la sabiduría de Dios. Estas gracias y bienes son objeto de la oración cristiana, la cual provee a nuestra necesidad de la gracia para las acciones meritorias.

La caridad de Cristo es en nosotros la fuente de todos nuestros méritos ante Dios. La gracia, uniéndonos a Cristo con un amor activo, asegura el carácter sobrenatural de nuestros actos y, por consiguiente, su mérito tanto ante Dios como ante los hombres. 

Los santos han tenido siempre una conciencia viva de que sus méritos eran pura gracia.

«Tras el destierro en la tierra espero gozar de ti en la Patria, pero no quiero amontonar méritos para el Cielo, quiero trabajar sólo por vuestro amor [...] 

En el atardecer de esta vida compareceré ante ti con las manos vacías, Señor, porque no te pido que cuentes mis obras.
 Todas nuestras justicias tienen manchas a tus ojos. Por eso, quiero revestirme de tu propia Justicia y recibir de tu Amor la posesión eterna de ti mismo» .

 “Sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman [...] a los que de antemano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera él el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a ésos también los llamó; y a los que llamó, a ésos también los justificó; a los que justificó, a ésos también los glorificó” .

“Todos los fieles, de cualquier estado o régimen de vida, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad” . Todos son llamados a la santidad: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mt 5, 48):

«Para alcanzar esta perfección, los creyentes han de emplear sus fuerzas, según la medida del don de Cristo [...] para entregarse totalmente a la gloria de Dios y al servicio del prójimo.

Lo harán siguiendo las huellas de Cristo, haciéndose conformes a su imagen y siendo obedientes en todo a la voluntad del Padre. 

De esta manera, la santidad del Pueblo de Dios producirá frutos abundantes, como lo muestra claramente en la historia de la Iglesia la vida de los santos» .

El progreso espiritual tiende a la unión cada vez más íntima con Cristo. Esta unión se llama “mística”, porque participa del misterio de Cristo mediante los sacramentos —“los santos misterios”— y, en Él, del misterio de la Santísima Trinidad. Dios nos llama a todos a esta unión íntima con Él, aunque las gracias especiales o los signos extraordinarios de esta vida mística sean concedidos solamente a algunos para manifestar así el don gratuito hecho a todos.

“El camino de la perfección pasa por la cruz. No hay santidad sin renuncia y sin combate espiritual .

El progreso espiritual implica la ascesis y la mortificación que conducen gradualmente a vivir en la paz y el gozo de las bienaventuranzas:

«El que asciende no termina nunca de subir; y va paso a paso; no se alcanza nunca el final de lo que es siempre susceptible de perfección. El deseo de quien asciende no se detiene nunca en lo que ya le es conocido» 

Los hijos de la Santa Madre Iglesia esperan justamente la gracia de la perseverancia final y de la recompensa de Dios, su Padre, por las obras buenas realizadas con su gracia en comunión con Jesús. 

Siguiendo la misma norma de vida, los creyentes comparten la “bienaventurada esperanza” de aquellos a los que la misericordia divina congrega en la “Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, [...]
 que baja del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su esposo” (Ap 21, 2).

La gracia del Espíritu Santo nos confiere la justicia de Dios. El Espíritu, uniéndonos por medio de la fe y el Bautismo a la Pasión y a la Resurrección de Cristo, nos hace participar en su vida.

La justificación, como la conversión, presenta dos aspectos. Bajo la moción de la gracia, el hombre se vuelve a Dios y se aparta del pecado, acogiendo así el perdón y la justicia de lo alto.

La justificación entraña la remisión de los pecados, la santificación y la renovación del hombre interior.

La justificación nos fue merecida por la Pasión de Cristo. Nos es concedida mediante el Bautismo. Nos conforma con la justicia de Dios que nos hace justos.

 Tiene como finalidad la gloria de Dios y de Cristo y el don de la vida eterna. Es la obra más excelente de la misericordia de Dios.

La gracia es el auxilio que Dios nos da para responder a nuestra vocación de llegar a ser sus hijos adoptivos. Nos introduce en la intimidad de la vida trinitaria.

La iniciativa divina en la obra de la gracia previene, prepara y suscita la respuesta libre del hombre. La gracia responde a las aspiraciones profundas de la libertad humana; y la llama a cooperar con ella, y la perfecciona.

La gracia santificante es el don gratuito que Dios nos hace de su vida, infundida por el Espíritu Santo en nuestra alma para curarla del pecado y santificarla.

La gracia santificante nos hace “agradables a Dios”. 

Los carismas, que son gracias especiales del Espíritu Santo, están ordenados a la gracia santificante y tienen por fin el bien común de la Iglesia. 

Dios actúa así mediante gracias actuales múltiples que se distinguen de la gracia habitual, que es permanente en nosotros.

El hombre no tiene, por sí mismo, mérito ante Dios sino como consecuencia del libre designio divino de asociarlo a la obra de su gracia. 

El mérito pertenece a la gracia de Dios en primer lugar, y a la colaboración del hombre en segundo lugar. El mérito del hombre retorna a Dios.

La gracia del Espíritu Santo, en virtud de nuestra filiación adoptiva, puede conferirnos un verdadero mérito según la justicia gratuita de Dios. La caridad es en nosotros la principal fuente de mérito ante Dios.

Nadie puede merecer la gracia primera que constituye el inicio de la conversión. Bajo la moción del Espíritu Santo podemos merecer en favor nuestro y de los demás todas las gracias útiles para llegar a la vida eterna, como también los necesarios bienes temporales.

“Todos los fieles cristianos [...] son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad” . 

“La perfección cristiana sólo tiene un límite: 
el de no tener límite” 

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, 
tome su cruz y sígame” (Mt16, 24).


Al copiar este artículo favor conservar o citar este link.
Fuente: 
www.iterindeo.blogspot.com

 Visitamos

martes, 30 de julio de 2013

La Justicia de Dios, y la Justicia del Hombre....

....La justicia del hombre es dura y ruda, 
pero no así la de Dios.

Debo recordar que la justicia de Dios,
 está en armonía con su misericordia.
La Misericordia es bienvenida en tiempos difíciles
como las nubes de lluvia en tiempos de sequía.

Su Justicia exige Su Misericordia. Soy afortunado si el hombre me juzga con misericordia, pero Dios es Justo porque es misericordioso y es misericordioso porque es Justo.

Sabe de qué estoy hecho, sabe lo difícil que es ser hombre
 y los obstáculos que me impiden seguirlo a veces. 

Sabe que la luz y la gracia que he tenido y todos los talentos que me ha dado, sabe de mis circunstancias y mi inteligencia; y me juzga a la luz de la verdad perfecta. 
Me conoce mejor que yo mismo y su Justicia toma todo ésto en cuenta

San Francisco de Sales dijo alguna vez que prefería el juicio de Dios
 que el de su amada madre.

Como mi vida entera está ante Él, Su Justicia Le previene 
de castigarme inmediatamente después de la caída. 
Pacientemente espera apilando gracia sobre gracia, 
saliendo y llamándome a una vida mejor, a pesar 
de que mi debilidad 
a menudo lo decepcione.

Me ha dado libre albedrío y Su Justicia debe dejarme decidir y escoger, aún cuando mi elección no sea para mi bien. Pero la misma Justicia que me da libertad para hacer la elección equivocada está cubierta con Misericordia y saca todo el mal que mi debilidad podría haber sacado de mí.

Porque Dios es Justo, es que es compasivo. Me conoce tan perfectamente que Su Justicia demuestra compasión cuando mi prójimo, que sólo ve el exterior, está listo para condenarme. Su Justicia me excusa, me corrige y pacientemente espera hasta que mi vacilante voluntad se una a Él.

Su Justicia me da todo lo que necesito para vivir y lograr mi salvación. Si la vida y la sociedad me han quitado esos derechos y libertades, su Justicia me compensará por ellos en su Reino.

Aquellos que han sido privados de la vista verán cosas 
en el Reino que otros nunca llegarán a ver.

(una mujer ciega y sordomuda que vivió a finales del siglo XIX y mediados del XX, que se convirtió en ejemplo a seguir para todos) y me doy cuenta de lo hermosa que es su Justicia para ella. Aunque en su vida ella no pudo ver, escuchar o hablar, cuando llegó al Cielo, el primer rostro que vio fue el de Dios, la primera voz que oyó fue la de Dios, la primera palabra que dijo clara y nítidamente fue "Dios".


Por difícil que haya sido su vida, la alegría del éxtasis en los momentos de éxito deben haberle hecho pensar en que los sufrimientos bien valían la pena.

Jesús me aseguró estos cuando me dio las bienaventuranzas. La Justicia del Padre le dará el Reino a los pobres de espíritu y a los perseguidos, a los puros de corazón y a los que trabajan por la paz se les llamará hijos de Dios, los amables heredarán la tierra, los que sufren serán consolados, los hambrientos y sedientos serán saciados y los misericordiosos tendrán misericordia. Verdaderamente su justicia hará todas las cosas correctas.


Su Justicia será generosa con aquellos a quienes se les ha dado poco, 

pero exigirá más a aquellos a quienes se les ha dado mucho.

Debo dejarle todos los juicios a Él. Yo sólo veo el exterior de mis hermanos y aunque piense que mi hermano pudiera ser mejor si tuviese más luces, Dios sabe la cantidad exacta de luz que él puede aceptar y Su Justicia califica a cada cual de acuerdo con su Voluntad siempre Sabia y Amorosa.

Dios no le exige al hombre que recibe un talento que produzca diez más, sería más Gloria para Él si así fuera, está satisfecho con que ese talento produzca intereses.


Cuando me desvío del camino correcto y su Justicia me llama a corregirme, siempre lo hace con amor y por amor. Todo lo que permite o toma de mí, lo hace por mi bien. Para purificarme y para mostrarme su amor y su perdón.

Tal vez pueda ver los rayos del sol otra vez para tener una idea de su Justicia. Los rayos del sol tienen distintos efectos en las cosas que tocan. Es la reacción del objeto la que genera el efecto, el rayo es igual. Los rayos endurecen algunos materiales y suavizan otros, alguno se solidifican y otros se derriten. Los rayos son los mismos, pero los efectos son los que varían.

Dios no pone un hombre en el cielo y otro en el infierno. 

Su Justicia desea que todos los hombres se salven. 

Pero, así como brilla sobre todos los hombres y les provee en sus necesidades, los dirige en el camino; cada hombre responde de manera distinta. Algunos devuelven amor por amor, otros dan treinta, sesenta y cien de vuelta; pero otros rechazan amar a los demás excepto a sí mismos. 
Los constantes rayos de sol brillan en sus almas pero su orgullo les impide a amar a otros excepto a ellos mismos. 
Son autosuficientes pero rechazan los cálidos rayos de 
sol del amor de Dios y su Providencia.

Dado que Dios les ha dado a estas almas el libre albedrío, su Justicia exige que ellos puedan escoger o rechazar la única fuente de alegría y amor. Por eso algunos se salvan y otros no. Su amor desea que todos se salven, pero su Justicia no interfiere con el libre albedrío.


Soy afortunado porque su misericordia me cubre, siempre lista a olvidar y perdonar sólo con mi arrepentimiento y si me abandono en sus brazos providentes.

Un Dios tierno y justo me ama :

Pensaré con frecuencia en su tierna Justicia y confiaré en sus juicios. Me entiende perfectamente y sé que puedo confiar en Él para que vea lo bueno que he logrado y aplique las correcciones que mis faltas y pecados merecen.


Como devolución de su Justicia perfecta para mí, estaré atento a no juzgar a mi hermano porque nunca podré estar seguro de sus motivos.


Las malas acciones de otros llegan a mi alma y necesitan de mis oraciones y de la luz de la Misericordia de Dios. Trataré de entender que soy capaz de todo mal y que sólo la gracia de Dios me protege de eso.

No canonizaré a los buenos ni condenaré a los malos, dejaré que la Justicia y la Misericordia de mi Padre amoroso recompensen a los otros de acuerdo a sus obras.

Oración: 
Santo y Justo Dios, me acojo a tu tierna Misericordia. 
Me conoces por completo y descanso 
contento con saber que cuando me juzgues, serás tú quien lo haga: 
Justo, Santo y Misericordioso.

No le ofrezcan sobornos, no lo aceptará

No pongas tu fe en un sacrificio no virtuoso ya que el Señor
es juez.,Quien no respeta a las personalidades
Él no muestra respeto de las personalidades en detrimento
de un hombre pobre.
Él escucha la plegaria de la parte herida.
No ignora las súplicas del huérfano o de la viuda mientras escucha su historia, las oraciones del hombre humilde que alcanzan las nubes...
.... y el Señor no será lento.
.... tampoco será dilatorio en su nombre...
.... hasta que haya dado a cada cual según sus acciones y según sus intenciones, hasta que haya juzgado los casos de su gente y les permita regocijarse en su Misericordia.

La Misericordia es bienvenida en tiempos difíciles
como las nubes de lluvia en tiempos de sequía

(Ecles. 35:11-26)

Al copiar este artículo favor conservar o citar este link.
Fuente: 
www.iterindeo.blogspot.com

 Visitamos

sábado, 27 de julio de 2013

El fin del hombre, el mundo su presente y futuro...

Una vez más  la gracia de Dios me anima a dejar por escrito algunas ideas iluminadas, referente al  verdadero sentido de la vida, el mundo y el plan del creador  para con la humanidad.

 Además que el poder ayudar a tantas almas necesitadas que se les muestre otra  luz de conocimiento y entendimiento referente al real  sentido de su creación personal y de la humanidad.

Entendiendo lo anterior debemos de  tratar de comprender por todos los medios lógicos posibles, la existencia de un creador de lo visible e invisible de lo material  y lo espiritual.

Al existir un creador con una creación, también existe un plan divino antes de la creación para con la creación y el hombre, que poco a poco con la ayuda del tiempo se va consolidando  y revelando para con los hombres y para con  la creación misma, con procesos lentos pero a la vez determinados a las circunstancias particulares de cada elemento creado tanto material como espiritual y  humano.

En forma precisa, todo lo  podemos llamar evolución  material, evolución mental, evolución espiritual y de conocimiento del hombre, tanto racional, como la evolución misma de su ser espiritual, la evolución de un alma creada y habitada en un cuerpo material.

Esa evolución se puede determinar sin criterio 
de discusión alguna, como el conocimiento, 
el entendimiento y la aceptación de todo lo material, 
lo espiritual en el alma de cada hombre
 y de Dios mismo.

Sin conocimiento no hay aceptación, sin tiempo no hay evolución, sin evolución no hay pasado, sin fe no hay esperanza, sin esperanza no hay búsqueda, sin búsqueda no se encuentra el Camino.

El hombre al mirar todo su pasado, es cuando  saca sus propias conclusiones del mundo material,  de su ser espiritual, y es entonces cuando el hombre se confirma en buscar  por todos los medios lícitos posibles  el camino correcto, trata de enderezar su caminar y su camino en su vida presente, emprende con nuevas fuerzas y elige de nuevo un  camino que lo llevará por la senda que el Padre le determino antes del inicio de la creación.

Todo lo que los Hombres en la creación realicen bueno, y obren conforme al Bien absoluto en toda la extensión  y comprensión de lo que significa la palabra Bien absoluto, será el camino correcto que nos conducirá por la senda del Bien absoluto del hombre para con el hombre mismo y su creación entera incluido a su prójimo.

El obrar en el Bien es siempre el camino correcto, que nos conducirá a  pensar, desear, decir, actuar en todo su entorno personal, laboral, social, de amores, familia y por su puesto de la aceptación de la creación, de su creador, de su ley, de su santa y alabada voluntad para el mundo y  el hombre.

 Que no es más que el actuar del hombre, conforme a su deseo con libertad propia,  pero tomando como base el solo deseo de Dios que es el Bien absoluto. Amor total.

La ley de Dios es siempre sugerida, animada, enseñada, revelada sembrada en el interior de cada hombre como  un sello, pero nunca impuesta y exigida y castigada, Dios no castiga, solo deja experimentar al hombre, a las almas, el resultado de sus propias decisiones,  de sus deseos no fundamentadas en su ley primera, por ello desde el inicio de la creación, Dios dejo a sus ángeles con el conocimiento infinito y la misma profundidad y potestad en la creación, para que por libertad experimentaran en todo su obrar las consecuencias de lo que sería, apartarse de la ley única  y primera y  absoluta e  inmutable, y amorosa, base fundamental de la creación.

El apartarse de la ley primera de Dios el Bien absoluto, genera una segunda ley como fuerza, que tiene también profundidad y conocimiento infinito, pero siempre será inferior y siempre dependiente de la ley primera.

 Esa dependencia corresponde a entender que mientras no se está en la luz de la ley primera, se obra a oscuras, se siente un  placer temporal pasajero y finito, al obrar los ángeles, las almas, los hombres, con base en la ley segunda.




El hombre, cada alma, cada espíritu, cada ángel apartado, al momento de evaluar, reflexionar, pensar, conocer y experimentar lo sucedido y el haber obrado  en base solo  a la  fuerza segunda contaría a la ley primera, el alma desea siempre  y   se crea  así mismo por propia voluntad la  necesidad de un gozo definitivo, verdadero  e infinito  y real, no efímero y pasajero, el hombre, las almas, al haber experimentado lo que consiguen en lo efímero y temporal siempre buscaran lo  eterno, los hombres, las almas siempre buscaremos  lo que hemos perdido desde el inicio de la creación por apartarnos de la ley.

«El hombre siempre sentirá la necesidad de   permanecer en la verdadera ley primera. »

Como conclusión a lo anterior Dios decreto que  el hombre, las almas, los espíritus, los ángeles, apartados de la ley única primera e  inmutable de Dios experimentaran por su propio albedrío las consecuencias de esa separación.

 Dios, no mueve nada para castigar, no desea castigar, más bien entendiéndolo de otro modo, lo que llamamos nosotros castigos son las consecuencias, las desgracias, los sufrimientos, el rechinar de dientes, la soledad y demás que el hombre y las almas puedan sentir, en esta vida temporal y sentirán y sienten en la eterna.

Repito son el resultado de la elección de un camino como se ha comprobado, enseñado  y realizado, a lo largo de la historia de los hombres y de este escrito.

Dios, solo al determinar al inicio de la creación su ley única y primera, premia con gozo, paz y felicidad, como al inicio de la creación y nuestros primeros padres cuando les dio el Edén, la tierra prometida, el paraíso,  para que disfrutaran de lo que se experimenta estando y deseando el acercamiento a su luz, a su ley y ha el cumplimento de ella en toda la serie de siglos venideros para los hombres y hasta la eternidad como bien lo decreto antes del inicio de la creación espiritual y material.

Dios no castiga, ni castigara, porque su esencia es de padre amoroso que siempre está a la espera de que su hijo regrese, como en la parábola del Hijo prodigo, Dios deja al hombre, al alma, al espíritu Libre siempre para que elija, enmiende, rectifique, experimente la propia elección de  su camino.

Podemos Recordar  como complemento a lo anteriormente expuesto la escena de Nuestro Jesús en la Cruz, con los dos ladrones lo que uno le dijo a Nuestro señor Jesucristo, lo que el otro respondió, y lo que le prometió nuestro Señor al que con humildad profunda, sincera y absoluta pudo reconocer, el buen ladrón Dimas,   reconoció su error y la grandeza de un Señor creador y de una vida eterna, además  acepto los errores que cometió en esta vida por elegir mal el camino.

Nuestro señor Jesucristo sintió la humildad profunda del  Buen ladrón Dimas, y decreto:

«Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso.»

Esto sucede a diario en nuestras vidas, segundo a segundo, por momentos somos los buenos ladrones y por momentos somos como Gestas, los malos ladrones que desechamos toda norma, toda ley y autoridad absoluta que provienen de Dios.

Los Hombres de todos los tiempos reconociendo con humildad absoluta su debilidad, su pecado, su falta de racionalidad, de entendimiento, arrepintiéndonos y empezando de nuevo cada vez más con más fuerza, y deseando experimentar las gracias excepcionales prometidas por nuestro Señor para los que aceptan con libertad plena, humilde y amorosa su santa voluntad, estarán en el Paraíso prometido por nuestro Señor.



«Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso.»

Cuando sufrimos por algo,  erramos o actuamos no basados en la ley de Dios debemos pensar así:

« ¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; En cambio éste nada malo ha hecho.»

Lo anterior es la respuesta del ladrón Bueno, le dijo al Ladrón malo Gestas, reflexionemos con la poca o mucha Luz de Dios que alberga nuestra alma en nuestro interior.

Elegir el camino correcto nos conducirá, por la senda de configurarnos poco a poco por los mismos pensamientos, deseos y  actuaciones de Dios.

Siempre habrá con la elección del Buen camino, una tierra nueva, un paraíso nuevo una Tierra prometida.

El hombre del presente, aun desespera al no encontrar ningún rumbo en su vida y al detenerse y mirar el mundo en todo su contexto de obras, se angustia, creyendo que todo es un caos, que no hay salida, que  el hombre mismo, la humanidad entera, su futuro en todo su conjunto, va en picada y descenso hacia la perdición total, piensa que el mal ha triunfado, pero debemos tener siempre presente en nuestra memoria lo siguiente:

El “dragón” el mal, existe en nuestra historia, pero no es el más fuerte. El más fuerte es Dios, y Dios es nuestra esperanza”. Solo hay que seguir el camino seguro que nos conducirá a Dios y es solo el  camino del Bien.

Para Dios todo está previsto en su creación, hasta el error del hombre, la caída del hombre  es una enseñanza y un aprendizaje, cuando el hombre grita clamando auxilio, es allí cuando sucede y comienza como un péndulo,  el Feliz  regreso del hombre, de las almas a la fuente misma de donde partimos algún día de Dios.

Así sea gateando de tumbo en tumbo, paso a paso, pero poco a poco el hombre en su caminar terreno regresa, y regresara a Dios, en deseos, Pensamientos, Obras y Amor.


Solo hay que clamar siempre y en todo tiempo y lugar  pidiendo ayuda, luz, guía. Ese clamor es nuestra Oración sincera que se traduce en nuestro regreso a Dios.

Dios lo sabe todo, por eso está tranquilo y no desespera, el desespero es humano, la tranquilidad, la paz, la confianza, el abandono, el gozo, la luz son de Dios.

El gozo, la luz, es lo que busca siempre el hombre de ayer, de hoy y deseará el hombre  del mañana, la luz plena  que lo guíe hacia la tierra prometida.

Tratando no de controvertir, sino más bien  de discernir, con la ayuda de la Luz del Santo Espíritu de Dios que me ilumina como siempre he manifestado además que el Profetizar en la verdad y el amor de la ley de Dios.

 Como les escribió San Pablo a los Corintios en su primera carta, que diciéndoles que  Profetizar es anunciar, enseñar  y  proclamar en la  verdad y en la palabra revelada basada solamente en el Amor de Dios y su misericordia al igual que en la equidad y la igualdad para con los hombres, las almas y la creación entera.

Expuesto lo anterior,  podemos sin temor al error decir que el hombre en cuerpo y alma, como ser espiritual, va en el tiempo presente, en proceso de evolución,  aprendizaje, conocimiento y aceptación de sus limitaciones e imperfecciones tanto en lo material como en lo espiritual.

El hombre en todo su conjunto, va  poco a poco con su libre albedrío, libertad y voluntad propia, retornando al camino correcto, mirando su pasado inmediato y de antaño, su pasado personal, mirando el pasado colectivo de  pueblos y naciones, el hombre por propio libre albedrío va mirando el sufrimiento personal y el sufrimiento colectivo.

El hombre al mirar todo su pasado, trata entonces con la gracia que a diario Dios concede en cada ser, a cada alma, como se quiera entender y sin controvertir, por que interesa solo dar una idea clara, que Dios  solo dispensa a diario en cada situación personal, un instinto, una moción, una invitación, y es, y será siempre la  Gracia y el deseo para que, el Hombre enderece su Camino que lo conducirá de manera clara y segura hacia la Casa del Padre y hacia la Eternidad.

Como  premio a ese seguimiento y a ese esfuerzo cada alma y el hombre mismo como ser espiritual al acercarse a Dios y cumplir su Voluntad y sus leyes impartidas desde el inicio de la creación, reitero por recompensa por saber elegir bien el camino tendrá de forma temporal, en su vida  poder gozar de  la paz, la felicidad para sí mismo y su entorno que no es más que la tierra prometida temporal, mientras le llega a cada alma de la humanidad el paso a la vida eterna.

Además  si logro con éxito las metas propuestas por el creador, podrá gozar de la tierra prometida y  eterna con nuestros seres queridos, nuestros  amigos, los santos, los coros celestiales, los  ángeles, en una palabra con toda la gloria celestial en compañía de la Virgen María madre de Dios y nuestra,  con la compañía de San José, los Justos que descansan ya y disfrutan de la Tierra prometida y eterna y por supuesto comparten  la presencia plena y resplandeciente  y los gozos infinitos que nuestro padre  Dios dispensa a los que cumplieron con éxito la meta de la vida.

Que en conclusión es la Finalidad del creador, y el  proyecto Divino del Creador antes del inicio de la creación, 
Perfección cristiana.


 Cuando se mira la historia de pueblos, naciones y de los hombres del pasado en cada serie de siglos podemos concluir, que  hoy el hombre en todo su conjunto de obras, misericordia, bondad y equidad si ha evolucionado de forma material, espiritual y de amor mismo en su entorno.

Pero aun, el hombre de hoy, no es perfecto todavía se debe depurar perfeccionar, el hombre se debe de acabar  de purificar de sus instintos animales y poco racionales, en la  serie de los siglos venideros hablando solo de tiempos de los hombres, no en el tiempo de Dios que es diferente.

El hombre, cada alma, deberá  de terminarse  de perfeccionar, de progresar aún más, debe aún avanzar muchísimo todavía en su camino de ascensión, y transcendencia espiritual y de purificación de su alma,  como requisito y paso necesario y  temporal por esta vida presente, y como la única  meta, reitero para poder lograr  reservar para sí, un cupo en la vida eterna, donde obtendrá una vista plena, un gozo definitivo y podrá encontrase cara a cara con el rostro visible y deslumbrante de nuestro Padre Celestial que nos dará el Amor Total.

Poder definir este aspecto que  acabo de mencionar seria extenso y solo  lo dejo para que cada lector juicioso mire su pasado personal, recuerde el pasado del mundo, de su entorno y pueda ver con la ayuda de la gracia de Dios y su iluminación constante, su evolución,  su progreso personal, su conocimiento, su transcendencia espiritual,  mire, el  grado de amor a Dios en el cual se encuentra y más bien pueda replantear, pueda desear con más lógica y Luz de conocimiento y la gracia que Dios le dispense desde el fondo de su corazón, cual es el grado de santidad , bondad y obrar que quiere  algún día alcanzar. 

De ese grado de Santidad y de Amor de Dios que tenga en el fondo de su corazón y de su alma, será el  Amor total que de Dios recibirá en la Eternidad.

Cuando eso sucede en nuestra vida, es cuando aparece la  Libertad absoluta del hombre y la libertad del alma evolucionada, perfeccionada como ser espiritual, será un abandono total y confiado, con una fe y una esperanza absoluta que lo llevara de forma fácil y decidida a cumplir con gozo la santa y alabada Voluntad de Dios, en cualquier situación vivida en  forma personal por el hombre en este paraíso terrenal y repito de forma Personal.

Dios creador del mundo, el universo de lo visible e invisible, nuestro Padre Celestial, la Santísima Trinidad, por este tiempo presente de este escrito,  es ya reconocido  a nivel mundial, amado, alabado,  seguido en el mundo entero así sea de diferente forma o dogma.

Podemos afirmar que  son muy pocos los hombres en la humanidad que no lo conocen, que no han oído hablar de Él, pocos son los hombres que niegan su existencia.

Son en cambio muchísimos hombres de la humanidad,  que son la gran mayoría, repito con insistencia que  lo siguen,  lo adoran, así sea de forma diversa  como mencione antes y por diferente  medio, de diferente   dogma o creencia pero que lo reconocen, aman, siguen y cumplen su Voluntad.

 Muchos son También  los que lo siguen así sea en la distancia de su corazón y de su obrar y con solo su pensamiento y sus deseos.


Es acertado decir que  en el centro de cada hombre, en su alma, esta esa luz, es en el centro de su espíritu, de su  pensamiento, de su deseo, de su obrar diario donde se encuentra esa ley grabada como un sello, es  allí donde esta ese soplo divino del creador, ese Dios y ese Camino, es allí, donde esta esa Verdad Revelada, esa Vida y por supuesto el deseo, la ilusión  y la actuación del cumplimiento de la Voluntad de Dios.

Dios al crear al hombre a su imagen y semejanza dejo esa semilla en el centro de su ser, para que con la ayuda externa del mundo, e interna del hombre mismo y su esfuerzo que le corresponde hacer de racionalidad además que  con  la gracia permanente de Dios que dispensa en cada momento  en cada alma, sin dejar de repetir que debe existir el esfuerzo de racionalidad que todo hombre debe realizar en tratar de entender, conocer, buscar, encontrar y amar a su creador,  su ley y a  la creación entera.

Podemos todos los hombres de todos los tiempos estar completamente seguros que el  hombre  encontrará en el tiempo futuro y preestablecido por el creador antes del inicio de la creación y de cada individuo, de pueblos y naciones  y del mundo, los hombres encontraran, por su propio libre albedrío y  cada alma entenderá con la ayuda del creador y su gracia.

y con los medios que nos dejó  a la mano con él envió de su hijo, sus enseñanzas, su muerte y resurrección y él envió de su santo espíritu, con su  ejemplo  para que  germine cada vez más en los hombres de cada tiempo, ese deseo de la búsqueda constante de Amar aún más cada día  y ser Amado, además que el poder aprender a amar a Dios, a su prójimo, todo lo anterior se verá reflejado siempre  en todo lo que el hombre  piense, realice o actué, Cada vez que eso sucede en nuestra Vida presente, futura y del mundo se traducirá en la Paz.

La paz os dejo la paz os doy, no la doy yo como la del mundo, si no como….la enseña nuestro padre celestial que mora en nosotros  y en la ley.

<< Apocalipsis 3:5 >>

Así el vencedor será vestido de vestiduras blancas y no borraré su nombre del libro de la vida, y reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles.

Los deseos del hombre, sus pensamientos, con llevan a hablar y actuar, ese actuar genera  la elección misma de un camino por propio libre albedrío del hombre, el caminar de forma acertada por ese camino de acuerdo a las leyes de Dios  genera felicidad en su entorno y gozo en su interior y la paz para con su Vida temporal.

Finalidad del creador para con el mundo, 
el Hombre, el Universo y su Creación y nuestra Alma.

Para un ser creado cuando sin conocimiento y deseo piensa, habla y actúa por el camino incorrecto y por su propio albedrío elige mal el camino, sin tener como base ninguna ley universal de la creación, es entonces cuando genera en su propia vida la tristeza, la  insatisfacción, destruye la esperanza y pierde para sí, su propio rumbo y no encuentra su felicidad ni la de su entorno. Podemos decir entonces, es un hombre sin Fe, sin Luz, alejado de Dios y sus Leyes.

Estar cerca de Dios y su Ley en resumen es obrar en Amor, Justicia, equidad, e igualdad y todo lo que piense desee y actué o realice producirá paz y construirá sociedad, progreso y por consiguiente será feliz y hará a su prójimo y su entorno  feliz.

Cuando los hombres de todos los tiempos han experimentado en su vida la elección de los dos caminos tanto el correcto como el incorrecto en cualquier situación de su vida  por pequeña o grande que sea, es cuando  el hombre puede  detenerse y sacar una conclusión razonada de su libre elección y lo que experimento con ello, que seguramente fue la angustia, la  tristeza, la desesperanza, la soledad, el  egoísmo y demás que podamos mencionar, y que son el resultado de la elección del mal camino para con su vida.

La Paz, el gozó, la felicidad, la alegría, la  esperanza y el amor puro, y desinteresado sin deseo de esperar nada a cambio, son el resultado de la buena elección de un  camino correcto que nos conducirá Hacia Dios y la eternidad.


Las reflexiones juiciosas y sinceras de aceptar con certeza absoluta lo que se experimenta y  lo  que  se obtiene con la buena o mala elección del camino correcto para con su vida. Son en efecto y como gran  conclusión, que el hombre pueda encontrar, el gozo personal y colectivo, al igual que la felicidad y la paz.

Esa será  y es la finalidad que tiene Dios con todos hombres con todas las almas, al permitirles,  habitar la tierra presente.

Como desde el principio de la creación se perdió la felicidad plena y  absoluta y el gozo infinito, como lo entendemos o enseña la Biblia a través de todos los tiempos y así lo profesamos todos los creyentes.

En nuestro día a  día, segundo a segundo, cuando se repite esa pérdida de esa felicidad plena, como  aprendimos con nuestros primeros padres Adam y Eva.

Tenemos siempre frente a  nuestras vidas y en cada instante  unas leyes  que cumplir basadas en el amor de Dios y su Ley  única e inmutable de equidad,  justicia en toda la creación, que son el único camino acertado a elegir, vivir y recorrer.

 Tenemos también siempre frente a nuestras vidas, en  cada instante  una tentación a  no seguir  o rechazar, sea una tentación por voluntad propia del hombre o por fuerzas externas a nosotros, que nos muestran un camino diferente a ley.

Si combatimos solos contra esas fuerzas, podemos estar seguros que saldremos siempre perdedores, si tomamos decisiones basadas solo en nuestro parecer poco evolucionado y sin razón alguna  de equidad y justicia en cada situación personal y del mundo en que vivimos y nos movemos.

Antes de acercarnos a la luz  nos estamos es alejando y por consiguiente como pago a  esa actuación, a esa aceptación, a esa tentación  de esa fuerza externa, estaremos  obrando en la oscuridad y siempre tropezaremos causándonos dolor así mismos y a nuestro entorno material y espiritual.

Seguros podemos estar que cada vez que nos  acercarnos a la fuente de todo bien de gracia y amor absoluto que es Dios.

Tendremos paraíso y podremos disfrutar del Amor en su plenitud si decidimos por nuestro propio albedrío el camino correcto de la equidad, la Justicia, el amor nos conllevaran a la Paz verdadera y al gozo absoluto en nuestro interior y exterior.

Decidiendo el camino incorrecto contrario a las leyes de Dios, perderemos el paraíso, la tierra prometida, que no es más que el poder  disfrutar en su plenitud desde nuestro interior, y hacia nuestro entorno de la paz, el gozo prometido por nuestro Señor desde el inicio de la creación en el paraíso prometido.

 Recordado en el antiguo testamento, confirmado y establecido de forma definitiva en el nuevo testamento según las escrituras:

Cito a – Juan 3:16.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Cito también a Juan 10:27.
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 

Con  la venida  de su hijo Jesús al mundo,  el verbo hecho carne, con su muerte en la cruz para redimir a la humanidad del pecado, con  su  resurrección, con su ascensión y él envió de su Santo Espíritu, para fortalecernos, defendernos, animarnos y santificarnos,  con todo lo anterior, se manifiesta  la economía de la salvación, la pedagogía de Dios para con la creación y sus hijos dispersos por el mundo en la serie de los tiempos de los hombres.

 El  aprendizaje de todo lo referente a nuestro Señor Jesucristo, el seguimiento de sus enseñanzas, las buenas nuevas, su evangelio, su  anuncio y proclamación hasta  los confines de la tierra y del universo, en el futuro inmediato de la humanidad, así como la enseñanza humilde de forma  pacífica, amable, razonada y esforzada.

Serán el único Camino a seguir como lo queramos entender en la pedagogía de Dios para con la humanidad y el Universo y su proyecto Divino, Salvación Eterna.

Lo vivido en el antiguo testamento, por los elegidos para el plan divino, al igual  que lo proclamado y practicado en el Nuevo Testamento por sus elegidos y por nosotros los seguidores de esa proclama, de ese llamado,  a seguir el camino, no es más que la manifestación de un Dios amoroso que sabe  muy bien en su profundidad, grandeza y potestad de creador único y absoluto, que sus hijos son débiles, inferiores, tentados, pero libres, y poco evolucionados, son hombres, almas  ignorantes,  con poco deseo que las ayuden, las guíen, las cuiden,  les enseñen y las conduzcan por la senda que las llevara a la eternidad prometida.

¿El libre albedrío tesoro o perdición del hombre?

Podremos sacar de estas palabras todas las reflexiones que Dios nos ayude pero en conclusión absoluta, serán la salvación del hombre.

El fin del Hombre presente y futuro será la  buena y  acertada elección del camino correcto en la toma de sus decisiones, en el actuar diario para consigo mismo, su prójimo, su entorno y la creación entera, basadas solamente en el Amor absoluto, puro, desinteresado y basado también en el fiel cumplimiento de los mandamientos inmutables de la ley de Dios para con la creación entera incluida el hombre y hasta el final de los tiempos.

El verdadero fin  del Hombre presente y futuro, se pierde en las miles de ideas de los hombres y conceptos  de todos los tiempos del verdadero sentido y fin del creador para con su creación y del hombre mismo.
Pero Dios en su infinita misericordia de Padre amoroso, conocedor de las limitaciones del hombre a través de los tiempos, sabe muy bien que los fracasos, los sufrimientos, la tristeza, la angustia del hombre en su interior y para con su prójimo, Dios sabe muy bien que esos sufrimientos harán  al hombre entender, aceptar y buscar de nuevo el camino correcto además que clamar pidiendo Ayuda Absoluta, (Oración).

Mateo 26:41
Velad y orad para que no entréis en tentación; El espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.”

Una de las últimas palabras de nuestro Señor, en la cruz es, Tengo Sed, esa palabra se vive a diario en nuestras vidas, tenemos sed de justicia, sed de Paz,  sed de Amor y  sed de Felicidad.

El hombre al no poder encontrar en su vida lo antes mencionado busca satisfacer  esas falencias esas carencias, con  cosas diferentes y contarías a Dios y a sus leyes absolutas del  Amor, pero que pertenecen solo al mundo material, y en definitiva son medios temporales de satisfacciones temporales, efímeras y pasajeras que no llenan el todo de la existencia del hombre.

Siempre  los hombres de todos los tiempos tendrán Sed, sed de Justicia,  sed de Amor, para consigo mismo y su entorno material, espiritual y de la humanidad misma, el hombre tendrá sed de Paz en su corazón y sed de un Gozo pleno en su interior.
Hago un paréntesis en este pensamiento anterior  iluminado por mi Santo Espíritu y es el siguiente:

! El hombre siempre tendrá sed, solo hasta la restauración e iluminación personal o grupal de las conciencias, tema de otro escrito más adelante. ¡

¿Cómo obtener esa paz tan anhelada por todos los hombres de la humanidad  y el gozo en el espíritu tan pasajero, efímero y  volátil?

¿Cómo retener en nuestros pensamientos, deseos y actuaciones del diario vivir la equidad la justicia y el Amor?

Recordando nuevamente otra de las últimas  palabras de nuestro Señor, en la Cruz nos ayudara a reflexionar y entender todo con más claridad, con la ayuda del santo espíritu de Dios que nos ilumina, la solución a lo antes mencionado.

<<Todo esta consumado. >>

En la creación, en la economía de la salvación del hombre y su paso a la vida eterna y la permanencia del hombre en esta vida temporal, todo ya está dicho y revelado:

 <<Ya el que Es, se revelo a los hombres. >>

Nos dejó el Camino claro, vivido, recorrido, sacrificado y  como enseñanza y  guía, dicho de otra forma más práctica  nos dejó el manual de la salvación eterna que toda alma y  todo pueblo debe seguir.
Recordemos que nuestro señor Jesucristo, nunca desconoció el sufrimiento de su pueblo cuando vivió como uno más de nosotros y el mismo sufrió en su propio cuerpo las espinas del odio, la incomprensión, la traición, la sed, la injusticia, la guerra, los excesos del poder, las tentaciones, los impuestos, las cargas impositivas injustas a los hombres por los propios hombres, y demás que podemos mencionar.

Nuestro Señor, nos recomendó en el sermón de la montaña y nos dejó claro en las  Bienaventuranzas, en el evangelio según San Mateo 5, 1.12, las recetas, las fórmulas para reflexionar en cada situación particular del mundo y del hombre pasado y actual.

Meditemos las Bienaventuranzas,  al lado del santo Espíritu de Dios , y  << El >>, nos ayudara a tener mucha Fe,  << El >>, nos ayudara  a aumentar la Esperanza y manifestar en cada acción emprendida, en cada  palabra pronunciada un  deseo ferviente de caridad absoluta  para con el mundo, la creación, el hombre y  cada alma y por supuesto para con nuestro creador.

<<Todo esta consumado. >> Es ya una de las palabras entre tanto que el hombre poco discierne pero que en conclusión unida al,

<< Yo soy el camino la verdad y la vida. >>  

Para mejor entender: Cito el evangelista Juan:

<< Juan 14:23 >> y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.

Estas palabras  nos aclaran aún más  el panorama,  podemos reiterar que solo viviendo el camino de las enseñanzas evangélicas, imitando a nuestro Señor Jesús, aumentando nuestra esperanza, nuestra fe en la vida eterna, y teniendo sed de justicia, sed de Amor, de misericordia para con el prójimo y nosotros mismos tendremos vida, gozo, paz, felicidad, y podremos estar cerca algún día en los primeros puestos del banquete de bodas que nuestro Señor nos tiene preparado en la vida eterna y nos prometió de diferentes maneras.

Somos invitados todos los días al Banquete de bodas con el Novio desde nuestro interior, con las mociones del espíritu santo que habita y mora en gran medida en nuestro interior, somos amonestados a diario por nuestra conciencia buena que nos indica el camino correcto a seguir y buscar.

Somos los seres humanos ,somos nosotros,  las almas imperfectas en proceso de perfección que por orgullo, por imperfección, por aceptación a la tentación de la fuerza externa, somos nosotros por el poco esfuerzo de racionalidad que realizamos a diario en  buscar, entender, comprender aceptar, creer y esperar que no podemos ser felices en esta vida temporal y malgastamos el mucho o poco tiempo que el Padre Celestial nos dio para gozar y ser Feliz en  esta vida temporal mientras nos llega el nacimiento a la otra vida, << la Eterna >>

Unámonos los unos con los otros en un solo sentir,
en un solo desear y actuar para con << Dios >> y en << Dios >>, y obviamente  para con su proyecto Divino para con nosotros mismos, para con la creación entera y la eternidad 
y podamos todos juntos algún día gozar de la bienaventurada eternidad infinita y poder  gozar de su compañía 
y con la de nuestros seres queridos.

<< Que Dios nos siga  guiando, iluminando, animando desde nuestro interior para que podamos encontrar siempre el verdadero Camino que nos conduzca de forma segura y feliz hacia la Casa del padre, hacia la Casa mía, la nuestra, la casa de todas la almas buenas e imperfectas que peregrinan día a día, por la senda de  la perfección, que luchan y se esfuerzan a diario por lograr cumplir el proyecto divino del Creador, 
Salvación Eterna>>.
Así sea.

Al copiar este artículo favor conservar o citar este link.
Fuente: 
www.iterindeo.blogspot.com

 Visitamos